jueves, 14 de enero de 2010

¡Si a Colón le hubieran gustado los líquenes ...!

¡Si a Cristobal Colón le hubieran gustado los líquenes, ...!, cuando estuvo aquí, en el Cayo Carenero del archipiélago de Las Bocas del Toro, reparando sus naves en el 4º viaje que hizo, lo más normal es que se hubiera vuelto loco. Un cayo, es una isla, más bien un banco de arena extenso formados por acumulación de sedimentos en aguas someras y en este caso cubierto de un extenso manglar. Un manglar incomodísimo para andar, hundido en el fango hasta las rodillas. Un fango en el que hay abundan las microscópicas espinas silíceas de esponjas, aquí sedimentadas. Es el reino de las raíces aéreas y de los árboles con contrafuertes para mantenerse en pie. Abundan los líquenes epífitos, pero apenas soy capaz de sacar un listado de especies, más que nada por la falta de bibliografía. Es un bosque realmente oscuro. Abundan en las cortezas de los árboles Coccocarpia palmicola. Es un líquen relativamente común en las zonas costeras del Caribe. Posee un talo folioso de unos 12 cm. de diámetro, con lóbulos redondeados, de color gris, muy adheridos al sustrato y con abundantes isidios cilíndricos o granulosos, y sin apotecios. Otro más discreto, pero abundante, especialmente en las zonas más iluminadas, es salvo error, Graphis proserpens. Abunda también en las cortezas de estos mangles Cryptothecia striata, aunque no acaba de explotar el tono verdoso del centro del talo, seguramente por la sombra tan intensa que hay aquí. Como es de imaginar, la humedad es altísima, por lo que se desarrolla multitud de musgos y entre ellos crecen Parmotrema cristiferum y Collema pulcellum, identificados con ciertas reservas. Sobre los manglares vuelan los inmensos rabihorcados, y sobre el mar, pelícanos. Una maravilla de lugar, donde volverse loco de diversidad. Supongo que a Colón, si le hubieran gustado los líquenes, se habría vuelto loco, y eso que sus medios, en 1503, eran bastante inferiores a los nuestros.
Si alguien tiene curiosidad por ver esas espinas silíceas, un buen sitio son los Picos de Europa. Entre el refugio de Vegarredonda y el Jou Sin Tierre, bien iendo desde el Porru Bolu, bien por La Fragua, las calizas presentan unas vetas negras, que vistas con lupa, muestran la sedimentación de estas espinas, en el talud de un arrecife coralino, ahora fosilizado.
Coccocarpia palmicola, Cayo Carenero, Bocas del Toro (Panamá), agosto 2009
Graphis ¿proserpens?, Cayo Carenero, Bocas del Toro (Panamá), agosto 2009
Cryptothecia striata, Cayo Carenero, Bocas del Toro (Panamá), agosto 2009
Parmotrema ¿cristiferum? y Collema ¿pulcellum?, Cayo Carenero, Bocas del Toro (Panamá), agosto 2009

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